La atención, la comida, el ambiente y los precios excelentes. Es un lugar mágico para comer después d la visita del museo precolombino. Y por si fuera poco degustación con postre de frutas indigenas
Buen ambiente (agradable), precios razonables y él menú de almuerzo rico. En resumen buena experiencia para volver ( Ahhh buena atención también ) un grato descubrimiento en el centro de Santiago