Es el restaurante tailandés más antiguo de México y de Latinoamérica. ¡Abrió hace casi 30 años! Auténtico y delicioso. La locación inesperada le da mucho encanto.
El de bistec con su aguacatito es imbatible, pero el suadero también es muy ganador.
Ahora hay que pedir los ositos y los Totoros con anticipación. Pero el pan "normal" es muy rico, aunque no tenga forma bonita.
No es una gran experiencia gourmet, pero los dueños son de lo más adorables :)
Amo con todo mi corazón este lugar. Me encantan sus sabores "locochones", como tabaco o leche de cabra, pero el de vainilla siempre es un placer.
¡Es mi calle favorita de Santa Tere! Después de comer ve a conocer las tiendas de piñatas (horribles-padrísimas).
Tan chingón como la antigua locación de la Roma. Arriba tienen la decoración más padre-vaciladora y unos rinconcitos muy a gusto. No esperes papel en los baños.
La decoración es tan fea que es adorable. Pam y sus chicas son unas chingonas. La comida es fantástica, deliciosísima, sueño con ella.
Rockerón, con una pequeña selección de chelas extrajeras mainstream por si ya te hartaste de la pinche Efes.
Muy rico pero poco llenador. Ideal para echar un lahmacun y un pide entre dos personas como tentempié.
